viernes, 26 de julio de 2013

"Cómo escribir ciencia-ficción y fantasía", de Orson Scott Card



Muchos lectores habituales de ciencia ficción y fantasía se habrán planteado alguna vez la posibilidad de pasar a la acción y escribir ellos mismos una novela de su género favorito, o tal vez algún relato. Algunos, incluso lo han llevado a la práctica con resultados dispares. En los tiempos que corren, se está dando un doble fenómeno aparentemente contradictorio: mientras que el género fantástico parece vivir un nuevo momento de esplendor gracias a las superproducciones de la gran pantalla, la crisis económica arrastra a las editoriales consigo y los escritores noveles lo tienen cada vez más difícil para ver su obra publicada. El público gasta cada vez menos dinero en ocio, a la vez que nuevas microeditoriales aparecen como setas e incorporan estrategias de marketing innovadoras para poder poner sus títulos en la calle. Por otra parte, la abundancia de jóvenes sin empleo aunque con una formación académica envidiable hace que surjan nuevos escritores prometedores cada año y el género fantástico y de especulación científica es un campo abonado para sus novelas.
Tal vez por ello Alamut se ha decidido a traducir y editar este ensayo que el gran Orson Scott Card (El juego de Ender, La voz de los muertos) escribió en 1990. A diferencia de otros textos enfocados a la creación narrativa en general, éste se centra en los aspectos específicos de la ciencia ficción y la fantasía, en la que Card está considerado un maestro ejemplar. No en vano es el único autor en ganar dos premios Nebula con una novela y posteriormente con su secuela (¿quién dice que segundas partes nunca fueron buenas?).
Aunque el texto está dirigido fundamentalmente al público anglosajón, el traductor Julián Díez ha realizado un trabajo extraordinario al extrapolar todos aquellos datos que no se ajustan al mercado español (páginas web de referencia, datos económicos y demás) en notas a pie de página que son de agradecer. Aun así, es inevitable que se le pongan a más de uno los dientes largos cuando lee lo que algunas publicaciones de prestigio llegan a pagar en los EE.UU. por un relato publicable. Por aquí ni siquiera quedan revistas físicas que hagan esa función y las digitales no pagan royalties, son solo un medio para darse a conocer.