viernes, 5 de julio de 2013

Joyas olvidadas: "Babel Dos" de Juan José Plans

Los setenta fueron una época de esplendor para la ciencia ficción española, con variedad de publicaciones dedicadas al género. Proliferaban las traducciones de obras anglosajonas y francesas, principalmente, junto con una importante producción nacional. A la estela de la Saga de los Aznar, de Pascual Enguídanos y El Orden Estelar, de A. Torres Quesada, series que se popularizaron con el auge de los bolsilibros y revistas como Nueva Dimensión, muchos otros escritores se lanzaron al ruedo con resultados sorprendentes. Entre ellos, Juan José Plans, un autor al que he "descubierto" hace poco gracias a una de esas casualidades de la vida. Rebuscando en las estanterías de una vetusta librería de viejo atrajo mi atención esta publicación de 1978 de la editorial Espasa-Calpe, que también publicó en el mismo sello Alba Ficción la obra de Gabriel Bermúdez Castillo "El señor de la rueda", que hoy está considerada un clásico de género a nivel nacional.
Se trata de una breve novela distópica en la que la Tierra ha sufrido los rigores de una nueva Guerra Mundial y las bombas atómicas han devastado amplias zonas con la radiación. Entre la población han aparecido los mutantes, seres humanos (sin ningún superpoder especial, eso sí) terriblemente deformados. Estos parias son deportados a Babel Dos, una colonia lunar vigilada por robots, para que continúen con sus existencias sin perturbar a los no afectados. 

La trama comienza a desarrollarse rápido, con su protagonista, Barsén Número, protagonizando una fuga del complejo en rebelión contra la segregación de la que son objeto. Profundas reflexiones ecologistas sobre el peligro de la sobreexplotación de los recursos del planeta y acerca de los factores negativos de construir una sociedad cada vez más dependiente de las máquinas se ofrecen en clave de acción con unos diálogos escritos de forma innovadora, en los que aparecen los pensamientos del personaje a la vez que habla. En definitiva, es una obra que no merece ser olvidada y que en manos de otro autor se habría convertido fácilmente en un grueso volumen de 500 páginas pero que Plans resume hábilmente para que quepa en 100 sin que tengamos la sensación de que todo pasa excesivamente rápido, algo nada fácil de conseguir. Desde Un tiempo imperfecto seguiremos redescubriendo clásicos como éste para tratar de hacerles al menos un poco de justicia y evitar que caigan en el olvido.

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