miércoles, 14 de septiembre de 2016

La saga de los murciélagos: un bolsilibro muy loco de Burton Hare

De vez en cuando hay que probar otros autores que no sean Curtis Garland, y me consta que hubo otros que también merecen mucho la pena ser leídos. Para demostrarlo, cogí uno al azar de entre mi colección y este fue el resultado.
La saga de los murciélagos, de Burton Hare. Serie Punto Rojo nº 670
Un adinerado hombre de avanzada edad se hace con los servicios de un detective privado para que descubra el paradero de su yerno, desaparecido en extrañas circunstancias. Sus hijas son dos ninfómanas que se tienen bastante tirria entre ellas, una de las cuales es la esposa del desaparecido, pero no pierde la oportunidad de ofrecerse al detective para que no haga su trabajo. Todo gira en torno a una antigua mansión en mitad de ninguna parte, propiedad de la familia, actualmente abandonada, que es utilizada por los yonquis locales para colocarse y practicar orgías desenfrenadas. Nada más empezar la narración se nos muestra una escena de lo que ocurre en la mansión y, como no, acaba en asesinato. El asesino parece ser un vampiro, o tal vez un monstruoso murciélago.

 La escena del asesinato es presenciada por una jovencita descarriada que no aparece hasta el último tercio de la novela. Tras mucho ir y venir, rechazando los ofrecimientos sexuales de unas y otras, el detective acabará descubriendo que el yerno está muerto y la asesina es una de las ninfómanas (la hermana menor). El momentazo de la novela tiene lugar cuando el detective privado y el inspector de policía (que se llevan muy bien para ser lo que son), hacia el final de la novela, descubren como quien no quiere la cosa el nada sobrenatural origen del murciélago. Es algo así como esto:
-Usted está pensando lo mismo que yo, ¿verdad?
-Sí. Los asesinatos solo pudo cometerlos una persona desnuda cubierta únicamente con una capa. De ahí que la pobre chica creyera ver un murciélago.
-Claro, la sangre sobre la piel es más fácil de lavar que sobre la ropa.
Pues eso, que estaba claro como el agua. En definitiva, una lectura muy entretenida con la que además te puedes reír un poco, que no está nada mal.



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