viernes, 28 de julio de 2017

Hundara, la rebelde: una joya por descubrir

Ya tiene su tiempo esta novela corta de Miguel Ángel Naharro, y sin embargo su vida en las librerías está próxima a terminar por la disolución de la editorial. NeoNauta Ediciones, que nació con la loable misión de recuperar el formato de bolsilibro para ofrecer una variada selección de historias, no ha podido superar la dura prueba de la distribuidora. Esta lamentable circunstancia ya le pasó antes a Darkland (que nos trajo cosas tan jugosas como el comienzo de la saga del Pirata Negro de Pedro Debrigode, Rancho Drácula de Silver Kane o El fantasma de Baker Street de Curtis Garland). 

La razón de este fracaso, por otra parte previsible, es que el nicho de este tipo de literatura es muy pequeño para abordarlo mediante los medios tradicionales de distribución. En otras palabras: si imprimes 2000, distribuyes 1500, imprimes otros 2000 y te devuelven 1800... te hundes. Y eso después de todo el trabajo que supone editar, maquetar y el resto del proceso. 

La pena es mayor cuando comprobamos que NeoNauta publicó varias joyas antes de echar el cierre, una de ellas (tal vez la más brillante) es Hundara, la rebelde, de Miguel Ángel Naharro. Esta es su sinopsis: 

La Britania ocupada por las legiones del Imperio Romano, librando una incesante lucha con los clanes y tribus que viven en las islas. Una intrépida y salvaje guerrera, Hundara, hija de Morvan del pueblo de los brigantes, tras perder todo lo que quería y amaba, clamará venganza e iniciará una cruzada para cubrir de sangre romana la tierra que le vio nacer. En su senda de venganza, a sangre y espada, se cruzará con amigos y enemigos. Se verá acosada por criaturas sobrenaturales y mitológicas. Y por los romanos, quienes no dudarán en arrasar con todo a su paso para acabar con ella. La afilada espada de la guerrera britana sembrará el inframundo de los enemigos que osen cruzarse en su camino... 


No entraré a diseccionar esta obra, pero sí daré unas pinceladas para tratar de encontrarle explicación al hecho desconcertante de que me ha volado completamente la cabeza. Reconozcamos que la Espada y Brujería es un género que está bastante trillado desde los años 80 y el cine de exploitation italiano, que nos hemos tragado casi todos de jovencitos. Normalmente se repiten una y otra vez los mismos patrones, y al final acaba uno yéndose a las fuentes (Robert E. Howard, Fritz Lieber) para encontrar la verdadera esencia y también la mayor calidad literaria de este tipo de relatos. No quiero decir con esto que lo que ahora se hace no esté a la altura, al contrario; ahí están Luis Guillermo del Corral o Andrés Díaz para demostrarlo. Pero uno no puede evitar una cierta sensación de cansancio cuando se enfrenta a una novela de este género. Parte de la culpa la tiene haber escrito El laberinto de Set, que casi me deja trastornado (es un librojuego, de ahí la complejidad que me supuso). 

Sin embargo, aunque Hundara me llegó en un momento tardío (cuando la compré ya quedaban pocos ejemplares disponibles en Amazon), desde las primeras páginas sucedió el milagro. ¿Habéis soñado alguna vez con revivir las sensaciones de la infancia, cuando visteis por primera vez El señor de las bestias? ¿Cuando Conan el Destructor os parecía un peliculón? Pues eso es lo más parecido a leer Hundara por primera vez. Para ser una obra tan breve (o, probablemente por eso mismo), rezuma frescura por los cuatro costados. El autor emplea un recurso habitual en sus obras, contarnos el origen del protagonista con la acción ya empezada mediante flashbacks. Si una cosa funciona, ¿por qué cambiar? Y no se explaya en explorar la psique de los personajes: son estereotipos y se definen con cuatro pinceladas. La historia lo agradece porque, de ese modo, no dejan de suceder cosas asombrosas. Eventos, personajes y lugares que tocan las teclas de la memoria y realmente te transportan por los mundos mágicos que Naharro ha imaginado para nosotros. 

A mí particularmente me encantaron los Fomorés, esas mismas criaturas mitológicas de la cultura celta que se enfrentaron a los Vengadores en un arco argumental que me dejó fascinado en mi infancia. El malo de la historia está hecho a la medida de la protagonista, una bárbara de armas tomar, y para arma la suya, que tiene su propia personalidad y gasta un humor de perros. 

Tampoco le tiembla el pulso al autor a la hora de presentar personajes secundarios, solo para cargárselos cuando la ocasión lo requiere. Como suele suceder en las novelas de Naharro, una vez las terminas, los personajes siguen contigo durante mucho tiempo.
En definitiva, me siento afortunado de haber descubierto esta verdadera joya, que espero y deseo tenga una nueva vida dentro del sello Arachne, para disfrute de todos los amantes de la buena literatura popular. Y, ¿quién dice que no puede haber una secuela? ¿O un crossover? Todo es posible en el nuevo Planeta Neopulp.

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